martes, 8 de septiembre de 2009

Siempre nos quedará Cazorla...


El hecho que me ha insuflado energía para volver a escribir en mi querido blog es el reciente Campamento Terapéutico de Trastornos de la Conducta Alimentaria organizado por Adaner Granada y más concretamente por su Presidente Eduardo Oblaré. El campamento ha tenido lugar entre los días 10 y 17 de Agosto.
Tras la cancelación que tuvo lugar el verano pasado (no vamos a recordar tiempos pasados, pero por circunstancias varias no puedo llevarse a cabo), este año eran muchas las ganas con las que se afrontaba este nuevo reto.

Este año el destino era Cazorla, un precioso paraje Natural digno de ser visto y sobre todo pasar un tiempo entre su fauna y flora. Siendo sincero (intentaré ser lo más sincero posible), Cazorla generaba en mi una serie de dudas e inseguridades. El primer campamento al cual asistí hace ya tres años, fue en Cazorla y la verdad sea dicha diversas labores se complicaron bastante, sobre todo en el ámbito de la alimentación. Este año no ha sido diferente aunque también es obligado el decirlo, la cosa ha mejorado bastante con respecto a mi primera experiencia, una de las claves es que hemos podido trabajar con una mayor libertad.

El tiempo fue variado, el primer día Cazorla nos saludó con una pequeña tormenta. Los primeros días fueron algo frescos con pequeños chapetones y preciosas tormentas, siendo los últimos días bastante más calurosos, ciertamente el tiempo nos dio una pequeña tregua. En cuanto al clima no tengo ningún tipo de queja, pasar siete noches tapado con un nórdico en Agosto no tiene precio.

Primero de todo explicar muy por encima como funcionan estos campamentos, los campamentos organizados por Adaner Granada son Campamentos Terapéuticos de Trastornos de la Conducta Alimentaria, es decir, los participantes son personas con algún tipo de trastornos de la conducta alimentaria, ya sea anorexia, bulimia etc. En este párrafo se encuentra la palabra clave de este tipo de actividades y es Campamento Terapéutico, esto conlleva una serie de particularidades que veremos a continuación.

Acompañando a estos participantes se encuentra el equipo de voluntarios formado por psicólogos, nutricionistas, trabajadores sociales y más profesiones variadas. Por supuesto todo ello amenizado por un grupo de monitores profesionales.
Esto no es un campamento al uso, tanto participantes como voluntarios deben acatar una serie de normas como por ejemplo: toda la comida deberá ser tomada, no se puede hablar de comida, queda totalmente prohibido hablar de la enfermedad, todo está regido por un horario y demás aspectos que conciernen al tipo de enfermedad que nos toca. Todas las personas que van al campamento saben las normas pues está expuestas con bastante anterioridad, los participantes las tienen a la hora de echar la inscripción, deben firmar su consentimiento sabiendo las normas que hay y por otro lado los voluntarios conocen dichas reglas en las diferentes reuniones que tienen lugar hasta del comienzo del campamento. Por lo tanto a nadie le coge por sorpresa tales normas, es más, el primer día del campamento antes de nada se les recuerda a todos. Es una cosa totalmente necesaria y así se ha podido comprobar tras el excelente resultado que año tras año cosechan estos campamentos de Adaner Granada. Puedo existir cierta discusión en cuanto a la rigidez de tales normas, se pueden encontrar puntos de vista diferentes y por supuesto que año tras año se van cambiando cosas, pero creo que hay aspectos que no pueden dejarse a la ligera y más concretamente cuando estás tratando con personas con este tipo de problemas. Desde el fuera y desde el más profundo desconocimiento puede verse que las normas son demasiado estrictas, pero personalmente creo que es el camino a seguir y como he comentado anteriormente los buenos resultados que se obtienen todos los veranos es el mejor aval que se pueda presentar.

Dejando a un lado las normas, por lo demás estos siete días son un compendio de risas, risas y más risas. Actividades planificadas durante todo el día. El día comienza antes de las 9 de la mañana hasta cerca de las una de la madrugada, posteriormente la evaluación diaria. El ritmo de vida es considerable.
Todo este tiempo está amenizado por el equipo de monitores que nos ofrecen actividades de todo tipo, dependiendo del momento del día, serán actividades más físicas, actividades más relajadas. Hemos hecho senderismo por el parque de Cazorla, maravilloso. Juegos de Rol, con la complicación que eso entraña. Una gran variedad de talleres, desde pintar camisetas, hacer pulseras, pendientes, todo tipo de manualidades. Rappel, escalada. Este año incluso hemos tenido una boda. Se puede decir que una de las máximas de estos campamentos es que la palabra aburrimiento no exista, en este caso hablo desde mi experiencia, es imposible aburrirse.

El equipo de voluntarios esta año era prácticamente nuevo , salvo dos o tres personas con cierta experiencia el resto era su primera vez. Este hecho te inquieta un poco, estos campamentos comprometen en una responsabilidad bastante grande. Vuelvo a ser totalmente sincero y digo que personalmente tenía una confianza ciega en este equipo. Sabía que responderían y así fue. Si me tengo que quedar con una sola cosa este año, me quedaría sin lugar a dudas con el excepcional equipo de voluntarios que han asistido. Me quito el sombreo (o la gorra). Han funcionado a las mil maravillas desde el primer día. A pesar de ser su primera vez la sensación que daban era de tener una gran experiencia en estos campos. Se nos facilitó mucho el trabajo a los más veteranos, gracias a este equipo todo fue mucho más sencillo. Éstos han sido los verdaderos fichajes del verano, un equipo de Galácticos.

El quipo de Psicología ha realizado un trabajo espléndido, han escuchado a todo el mundo (un hito) y su actuación ha sido extraordinaria. Una responsabilidad bastante grande llevada con una naturalidad y profesionalidad fuera de cualquier tipo de dudas. El engranaje perfecto de esta compleja maquinaria.

El equipo de Nutrición prácticamente igual. Un grupo totalmente nuevo en el cual se ha respirado un ambiente muy agradable y se ha trabajado muy a gusto y sobre todo con cierta tranquilidad (otro hito). Cada uno ha expresado su opinión y lo que es más importante y algo totalmente nuevo es que se le ha escuchado. Todos hemos arrimado el hombro y todos nos hemos ayudado mutuamente. En un aspecto tan crucial en este tipo de campamentos como es la alimentación , los diversos puntos de vista pueden ser muy enriquecedores a la hora de mejorar unos aspectos y pulir otros. Unos de los objetivos es no anclarse, las opiniones de diferentes profesionales pueden mejorar aspectos que ya no se tenían en cuenta y se daban por sentado.

El Reduccionismo no nos conduce a nos conduce a ningún sitio , es hora de cambiar, de introducir sangre nueva. Este año se ha podido realizar y creo que hablo en nombre de todos mis compañeros cuando digo que el resultado ha sido sensacional. El ambiente que se ha creado dentro del equipo de voluntarios ha sido genial, el compañerismo ha sido la bandera que ha capitaneado este barco. La sensación de equipo se ha respirado desde el primer día. Este año no ha habido lugar para individualidades, todos hemos sido uno.

Este cambio era necesario a todas luces, el bucle rancio-anticuado-psicótico en el que se encontraba el equipo de Adaner Granada no favorecía en absoluto el buen funcionamiento en este tipo de actividades. Ciertamente se corría un riesgo considerable, en una labor de tal responsabilidad incluir un equipo totalmente nuevo era una opción bastante arriesgada, pero absolutamente necesaria. Por suerte o mejor dicho gracias a la labor ejercida por todos, este año ha salido todo a pedir de boca.

Me gustaría aclara una cosa, los años pasados (hablo desde mi experiencia), han sido geniales con unos resultados sobresalientes. En años anteriores hemos pasado unos momentos fantásticos y maravillosos, pero a pesar de ello el cambio era necesario. Siempre me he erguido como un defensor y promotor del cambio.

Personalmente es el año que más he disfrutado, esto para algunos puede sonar a locura pero me hubiera quedado otros siete días más con los ojos cerrados. Tanto el paraje como la compañía eran inmejorables. He podido trabajar con libertad, aportando ideas, debatiendo, es decir, hemos trabajado en equipo, donde todos estábamos al mismo nivel y todos remábamos en la misma dirección.

Una palabra que no me cansaré de repetir y que desde mi humilde punto de vista es totalmente necesaria para conseguir tan buenos resultados es, NATURALIDAD.

No me extiendo más, ya está bien de tanto halago y palabras bonitas. Una cosa importante, esta buena experiencia no debe servir para que nos relajemos sino para ir mejorando día a día puesto que todavía son mucho lo que se puede mejorar. Una clave para mejorar es ejercer de autocrítica, pero esta la dejaremos para otro artículo.

Muchas gracias a todos.

2 comentarios:

º-.B.I.O.-º dijo...

Simplemente genial... me parece una entrada acertadisima... y estoy muy orgullosa de tu labor en Adaner y de todos aquellos que forman parte de dicho grupo. Personalmente, creo que es necesario promover estos campamentos. Me encanta. Ánimo con este tipo de actividades porque creo que es el camino que debeis de seguir...

Elena dijo...

Desde la parte que me toca, darte no solo las gracias por todo lo que comentas (comparto tu opinión totalmente) también por aportar tu experiencia, comprensión y sobretodo apoyo.
Poder contar contigo como profesional y como persona es todo un privilegio.
Muchas Gracias! :))